A medida que se acerca el 16 de julio, Melilla se sumerge en los preparativos para una de las festividades más entrañables y significativas del año: la celebración de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros y protectora de los pescadores. Esta festividad, profundamente arraigada en la tradición local, requiere de semanas de planificación y esfuerzo colectivo para asegurar que todo esté listo para honrar a la Virgen con la devoción que merece.
Los preparativos comienzan en la iglesia del Carmen, donde la imagen de la Virgen recibe cuidados especiales. Un grupo de devotos se encarga de limpiar y adornar la imagen con esmero, utilizando flores frescas y detalles que realzan su belleza. El altar también es preparado con especial dedicación, convirtiéndose en un espacio lleno de luz y color, digno de la patrona.
Paralelamente, en el puerto, las embarcaciones que participarán en la tradicional procesión marítima se engalanan para la ocasión. Los marineros, junto con sus familias, decoran los barcos con banderas, flores y otros adornos que simbolizan su devoción a la Virgen del Carmen. Cada embarcación busca destacarse, mostrando su respeto y agradecimiento a la patrona que vela por su seguridad en el mar.
Las calles de Melilla también se preparan para recibir la procesión. El recorrido es cuidadosamente planificado por las autoridades y asociaciones locales, quienes coordinan cada detalle para asegurar que la procesión terrestre y marítima se desarrolle sin contratiempos. Los vecinos adornan sus balcones y fachadas con mantones y banderas, contribuyendo al ambiente festivo que caracteriza esta jornada.
